martes, 16 de junio de 2009

Avance

Ausente de él mismo, regaló su escencia cuando la conoció. Ella era el paraíso. Pero para que exista una paraíso debe existir un infierno. Este fue el tiempo.
Él vivió lleno de si mismo en el tiempo, pero con ella eso desaparecía, nada avanzaba y era un presente perfecto, paraíso.

Nació nuevamente, era un niño conociendo todo por primera vez. Era raro pensaba ya que sin el tiempo todo parecía ser muy distinto. Todo lo que estaba a su alrededor era posible apreciarlo y verlo como tal.
Ella también vivía en este paraíso. Para ella el tiempo siempre había existido, eso le habían enseñado. Pero aprendió con él a detenerlo.
El infierno desaparecía poco a poco y lo sentían.
Comenzó entonces. Vivieron, nacían cada día y se descubrían, era eterno, el tiempo no era relevante, aunque veían que pasaba, que los demás dependían de él. Supieron ser mas que el tiempo. Era un amor trascendente, escribían historia en el presente,
pasado y futuro sin avanzar, tampoco hacia falta mirar atrás.

Muchos momentos pasaron, y juntos vieron algo. Sin aviso, una de esas barras hizo un movimiento.

TIC

otro,

TAC

No reconocían esos sonidos ya, asique no le dieron importancia. Siguieron, pero ahora avanzaban distinto.

Hubo otro más, y uno ya estaba pasos mas allá del otro. Otro sonido igual y estaban cada uno en habitaciones distintas.
Las cosas pasaban rápidamente a su alrededor. Ya no era contemplable ni un árbol ni un pájaro, todo iba veloz. Supieron como detener ésto, detener el reloj. Pero costaba mucho trabajo, parecía la única forma de no estar segundo tras segundo en lugares distintos, pero era muy difícil.
El tiempo comenzó a avanzar de a poco y él no se cansaba, era más fuerte. No se sentía superado nunca.
Pero ella no pudo detener más el reloj. El peso de hacerlo le parecía demasiado y con ella desgastandose el paraíso que eran los dos comenzó a desaparecer, hasta que un dia dejo de existir. La muerte había llegado a ese cielo. Ella recupero su escencia, siguió siendo paraíso, pero él se había depositado en ella, ya no era mas él, era sólo su ausencia.